Queridos señores de Wrigley Spain,
Me dirijo ustedes para que hagan llega mi felicitación al GENIO de su compañía que ha quitado el papelito encerado en nuestros entrañables caramelos sugus, con la letra "s" en minúscula.
Recuerdo cuando yo era pequeño, que los sugus eran una de esas cosas dulces que podías comprar si tenías poco dinero. No te hartabas, pero te sabía muy bien.
El caso es que te comprabas unos cuantos y venían envueltos en colores según su sabor: azul para la piña, amarillo para el limón, rojo para la fresa, morado para cereza y naranja para la evidente naranja.
Para aquellos que no supieran esta relación no había problema: además del color también estaba escrito.
Cuando abrías uno, encontrabas un caramelo planito dentro de un aro de papel encerado que había estado cuidando de que el caramelo no se pegase al envoltorio.
Sacabas el caramelo del segundo envoltorio y te sabía a gloria.
Ahora en cambio, te lo venden en bolsas de 1 kilo, de caramelos más gruesos, con un envoltorio estándar donde las humildes letras minúsuculas de la marca, que sólo se atrevían a ser más grandes que las del sabor, han sido sustituidas por un logotipo, que sí, que también es en minúsculas, pero un logotipo al fin y al cabo y no la proximidad de unas letras estándar en minúsculas, donde ha sido exterminado el texto del sabor junto con el el papelito encerado.
En resumen: lo único que parece que no han tocado es el caramelo en sí, pero han fastidiado el producto de arriba a abajo.
A ese GENIO tendríamos que condenarlo a comer sugus pegado al envoltorio, desastre gastronómico donde los haya y que todo el que haya sido niño conoce.
Como les decía al inicio de esta carta, mis felicitaciones.
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