¿Que la economía va mal? Los ciudadanos deben apretarse el cinturón, o ahorrar más, o consumir más, o trabajar más…
¿Y para qué? Para que crezca la economía. Nadie me ha sabido aún explicar muy bien para qué nos sirve que crezca la economía. Si me dijesen que es para que crezcan las acelgas, le encontraría sentido. La economía, no.
Porque si el crecimiento de la economía es la herramienta para tener una sociedad más justa, lo compro.
Pero no veo que sea así.
Con una frecuencia que te deja con la boca abierta hasta que la mandíbula da en el suelo, el estado pide y obliga a los ciudadanos a una serie de esfuerzos que luego no se ven recompensados cuando el ciudadano cae en desgracia o ya no puede valerse por si mismo.
Y esto no es justicia social, señores políticos. No, no lo es: palabrita.
Quizá ustedes, sentados en sus sofás, con el culo caliente en invierno, el sobaco fresco en verano y los premios que obligan al estado a darles, como su estupenda jubilación (lo hayan hecho bien o con el culo), estén la mar de tranquilos por su futuro pero veo a diario personas, ciudadanos, que contribuyen más que ustedes a esta sociedad y en cambio reciben en el mejor caso la indiferencia del estado cuando no el desprecio.
Y ya va siendo horita de que se pongan las pilitas, las putas pilas, pero ya.
Porque cada vez que veo la pompa entre la que se mueven a costa de lo que pagamos los ciudadanos y la poca humanidad con la que el estado trata a muchos ciudadanos, me dan ganas de recomendarles un breve relato absurdo.
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