Vueling, el "body" y la denegación de embarque

Bueno, bueno: volvemos a tener a una compañía aérea en medio de otro follón.

La pasajera dice que no le dejaron embarcar porque llevaba un "body" escotado.

Vueling dice que iba en bañador y su conducta no se adecuaba a la condiciones para defender y proteger la seguridad de todos los pasajeros. ¿En serio? Incluso aunque fuera en bañador ¿En serio?

La pasajera dice que hasta otros pasajeros se ofrecieron a prestarle ropa, pero para entonces el "body" ya no era la causa de la denegación de embarque, sino su conducta. Bonito quiebro de argumento.

Y la cuestión es que, como estamos acostumbrados a ver en los aeropuertos y otros tantos sitios, o pasas por el aro de criterios arbitrarios de imbéciles o "te la cargas".

Empleados de aeropuerto maravillosos los habrá,  como vigilantes y policías, pero siempre hay alguno al que su trabajo le sirve para satisfacer las ansias de dominación que su mierda de vida no le permite.

Mi recomendación en estos casos es mantener la compostura desde el inicio y meter al imbécil en un follón que no olvide en su vida.

Comenzaremos por pedirle a qué norma se refiere. Si lo estamos satisfechos con su interpretación así se lo expresaremos, con exquisita educación, y le pediremos su nombre o identificación (es importante poder identificar al imbécil) y le pediremos hablar con su responsable o superior inmediato. Y seguiremos escalando por su jerarquía hasta obtener una rectificación o una negativa definitiva.

En este punto, el imbécil ya lo va a lamentar, porque en cualquiera de los dos casos pediremos hacer una reclamación por el tiempo perdido y una queja por el trato recibido, arbitrariedad con que aplican la norma, la falta de profesionalidad y el asqueroso trato a sus clientes. Tal cual.

Y la cosa no quedará ahí.

Si es posible, graba las conversaciones. No tienes porqué avisar que lo haces si tú eres partícipe de ellas. También sirve un vídeo, aunque lo sabrán y podrías tener algún problema por difundir la imagen de los intervinientes. Y no queremos problemas para nosotros sino para el imbécil.

Después de presentar la queja procederemos a hacerla pública. Twitter, Facebook, un blog, un correo electrónico a varios periódicos: todos valen.

Lo importante es que el atropello no quede en nada, que la próxima vez, el imbécil se lo piense dos veces antes de dar rienda suelta a su desgraciada personalidad aprovechándose se su puesto.

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