Un estanque. Qué bonitos son. Pero, cuando no son sobre el terreno, son una desgracia.
Cuando no tienen filtraciones por un sitio las tienen por otro. Y justo detrás del Museu del Diseny en Barcelona tenemos un ejemplo: está más días vacío que lleno, y esos parches en su fondo son un buen indicador de sus problemas en el pasado y augurio de los futuros.
Como otras tantas exhibiciones de poder, quedarán probablemente cercenadas por la cruel realidad, terminando quizás siendo un enorme parterre o algo peor.
Es lo que tiene presumir de algo que resulta difícil de mantener: que acaba siendo tu castigo.
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