Una patente debe cumplir ciertos requisitos, entre ellos, que sea innovadora, al menos en España y Australia.
Por este motivo rechazaron en este último país el intento de patentar la rueda. Tal cual lo lees. Aunque hay que matizar que esa patente la inscribió alguien para demostrar lo absurdo que estaba siendo el sistema en que se conceden, aunque se la rechazaron después de aprobársela, publicarlo y armarse un folloncito.
No obstante, Apple ha patentado una bolsa de papel con asas. También tal cual lo lees.
Me dan ganas de patentar cada una de mis creaciones en la taza del wáter.
Pero entonces recuerdo que hay dos formas de pedir una patente, al menos en España.
Una, la más barata, consiste en su mero registro.
La segunda, sustancialmente más cara, incluye su revisión y te asegura que no existe una patente previa de lo mismo y que la patente es válida.
Claramente Apple ha optado por la primera.
Claro que, teniendo un ejército de curiosos sin demasiado criterio pendientes de cuando estornuda Apple, al menos han obtenido publicidad.
Casi tan brillante como las "fugas" de información que tiene en los momentos más adecuados.
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