Lo de los políticos no sé si tiene nombre, pero de tenerlo no será bonito.
Recordemos que los políticos nos representan y por lo tanto deben seguir (sí, deben) seguir lo que les digan a quienes representan.
También deben (sí, deben) dar explicaciones de lo que hacen y por qué lo hacen.
Pero nuestros políticos no son capaces ni de esto último. Intentan hacerlo con toscos embustes que, por increíble que parezca, aún se tragan muchos.
"Son los menos malos" es un argumento muy usado. Coma usted un plato de gusanos con deleite y sonría al terminarse la generosa ración, que la alternativa es uno de boñiga de vaca. Sonría y siéntate afortunado.
No: esto puede ser habitual, pero no normal.
Lo de dar ruedas de prensa sin admitir preguntas es inaceptable, pero darlas a través de un televisor o, peor aún, grabadas, es el colmo: si siquiera quieren pasar el mal rato al intentar explicar la incoherencia de sus mentiras.
Cualquiera debería ser fiel a la verdad (al menos a la que conoce) pero en los políticos es una obligación. No hacerlo debería considerarse traición al estado, sin máss.
Pero son estos mismos políticos son los que hacen las leyes. Y luego viene lo que viene: la historia ya nos lo ha enseñado.
Pero a lo tonto a lo tonto, con un pasito adelante y dos atrás consiguen hacernos tragar balas de cañón.
Estos políticos se olvidan que no pueden huir de la sociedad a la que están tomando el pelo.
Esa sociedad en la que viven sus cómodas vidas, de la que viven, en la que han enquistado su forma de hacer.
Ustedes se están haciendo la cama en la que les tocará acostarse. Ustedes verán.
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