Vender productos que no cumplen su función parece ser un negocio redondo. Más aún cuando si los vendes caros.
Entre estos podemos encontrar en Leroy Merlín trampas para ratas cuyo diseño hace que salten solas después de un rato de haberlas colocado. O sea, no sé exactamente qué adjetivo despectivo usar tanto para quien lo vende y el fabricante, inglés par mayor coña.
Aquí queda el aviso para sus clientes.
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