La peor censura: la autocensura


Arco decidió autocensurarse, no fueran a tener otro Franco en una nevera.

Igual no voy el año que viene a Arco (o cualquier otra cosa en IFEMA), porque para ver cosas sin interés intelectual ya tengo las declaraciones de futbolistas, entrenadores y políticos.

¿A quién debemos "agradecer" está decisión? Al empresario Clemente González Soler, presidente del comité ejecutivo de Ifema.
Un fuerte aplauso para Clemen.

Ya hace mucho tiempo, demasiado, que hay gente con la piel muy fina que se ofende con una facilidad asombrosa.

Expresiones tan comunes como un "¡me cago en Dios!" podrían constituir un delito de ofensa a los sentimientos religiosos.

Eso sí, podemos ver a personal de la iglesia llamando tarados a homosexuales sin que pase nada, negando hechos científicamente comprobados y el aire sigue corriendo.

Podemos ver cómo prescriben abusos sexuales a menores y delitos de corrupción mientras se envía a la cárcel a gente que ha escrito un chiste en Twitter.

Y esto solo lleva a una cosa, la historia nos lo ha enseñado: la fina y afilada ironía y el sarcasmo.

Por todo esto animo a cualquiera a que invierta tiempo y esfuerzo a pulir y afilar sus chistes.

Ahí va mi humilde contribución:
— Señor ministro de justicia, puede subir la estrado a responder de su gestión.
— ¿Eing?

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