He visto la entrevista a Manuel Valls en el programa El Objetivo, de La Sexta, y ha confirmado la opinión que tenía de el: otro político más que nos toma por gilipollas.
Entre las perlas que nos ha regalado está que la izquierda y la derecha ya lo son lo que eran. Vamos, que ya no existe ni izquierda ni derecha, a ver cuántos imbéciles se lo tragan y le votan. Ya lo intentaron Podemos y Ciudadanos.
Y en cierto modo tiene razón: la izquierda ya no es lo que era, al menos entre los políticos. Eso de "el interés de los ciudadanos ha quedado obsoleto, gracias a que se delega en las empresas privadas trabajos que son responsabilidad del estado.
Porque el objetivo de las empresas no es el beneficio de sus clientes: es obtener beneficios. Y normalmente sería precisamente siendo eficiente y haciendo bien su labor. Pero estamos cansados de ver casos escandalosos en que no ha sido así y su gestión ha sido peor que la que haría el estado (véase la sanidad privada, por ejemplo, o la banca).
Su discurso, aparentemente coherente (faltaría más que ya no lo pareciera), da señales claras y muy llamativas de que es el típico político que dice lo que quieres oír y luego hará lo que le venga en gana.
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