Prohibir es más rápido

Ante situaciones no deseadas lo más rápido y sencillo es prohibir. Buscar la causa y tomar las medidas necesarias para evitar los efectos no deseados es más complicado. Y Ana Botella lo sabe y de paso calma torpemente y por poco tiempo los ánimos de los agraviados.

Ya pasó en Madrid cuando el vicealcalde de Madrid, Miguel Ángel Villanueva, no descartaba prohibir comer en la calle debido a la "mala imagen" y a los desperdicios que generaba esa actividad, tal como otros hicieron en Roma.
Si un local de venta de comida no dispone de espacio para que sus clientes la consuman está claro que el local obtiene un beneficio por tener un establecimiento más pequeño y por lo tanto también sería justo hacérle partícipe del coste de la limpieza que sus clientes generan al tener que consumirla en la calle. Pero es más fácil directamente prohibir comer en la calle, produciendo preguntas tan absurdas como si dar el pecho a un bebé es comer en la calle.

Y en Madrid han vuelto a repetir la misma estrategia, esta vez Ana Botella. En lugar de esperar a las conclusiones de la policía respecto a las causas del accidente del pabellón municipal Madrid Arena y de si hubo algún fallo de seguridad o medida que lo hubiera podido evitar, simplemente anuncia que el Ayutamiento de Madrid no cederá, alquilará o consentirá en ningún edificio del Ayuntamiento un evento similar: muerto el perro, muerta la rabia, aunque en realidad la solución que dan sería como matar a todos los perros porque uno tiene la rabia.

Y lo peor es que eso no afectará a las condiciones de los eventos que se realicen en espacios que no sean del Ayuntamiento y por lo tanto un accidente similar podrá volver a suceder, aunque no en un edificio del Ayuntamiento, mientras no se aclaren las causas y se regulen las medidas que son necesarias para evitarlo.