Las marcas tienen una razón para existir. Me refiero a la imagen y logotipo.
Las marcas nos ayudan a identificar de forma rápida qué empresa ofrece un producto y así poder predecir, teniendo en cuenta nuestras compras anteriores de esa misma marca, si el producto que estamos evaluando es bueno o no.
Las marcas nos ayudan a generalizar por la imagen que se crean a base de hacer su negocio.
La marca debe ser algo que nos incline a comprar ese producto, porque si nos hace huir de él es porque nuestra experiencia anterior con ella no ha sido buena.
Por lo tanto la marca es algo que debería exhibir cualquier empresa como ayuda a reconocer y elegir sus productos.
Pero hay marcas que se han ganado una mala fama que no pueden quitarse ni con agua caliente, como Telefónica, que terminó dejando dejando de usarla y sustituyéndola por Movistar en un ingenuo intento de deshacerse de esa mala imagen que tenía y que no ha conseguido sacudirse de encima.
Jazztel va por el mismo camino. La prueba es la publicidad que está enviando y en la que no aparece ninguna referencia a Jazztel hasta llegar al final de la misma.
La carta llega cerrada en un sobre blanco, sin remitente y con una ventanilla en la que se indica "SR./SRA PROPIETARIO/A" y la dirección del destinatario para hacer ver que es personalizada, lo que choca con encontrar varias de ellas para los diferentes vecinos.
Al abrirla nos encontramos con una carta que nos informa que nuestro edificio dispone de fibra óptica y nos cuenta sus bondades.
No es hasta la firma de quien suscribe la carta cuando podemos leer qué empresa la envía: Jazztel.
Es decir, Jazztel oculta su marca para evitar un prejuicio sobre ella, lo cual dice mucho de lo conscientes que son en Jazztel de la mala imagen que se han ido formando.
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