El siguiente chiste ejemplifica muy bien el tipo de problemas que nos enseñan a resolver en la escuela y el problema que tiene esa enseñanza:
Durante una visita a un Instituto psiquiátrico, le pregunté al director, qué criterio se usaba para definir si un paciente debería o no ser internado.
— Bueno —dijo el director— Hacemos la prueba siguiente:
Llenamos una bañera, luego le ofrecemos una cucharita, una taza y un cubo y le pedimos que vacíe la bañera. En función de cómo vacíe la bañera, sabemos si hay que internarlo o no y con qué tratamiento empezar...
—Ah, entiendo —dije— Una persona normal, usaría el cubo porque es más grande que la cucharita y la taza.
— No —dijo el director— Una persona normal quitaría el tapón.... Usted qué prefiere: ¿Una habitación con o sin vista al jardín?
De mi infancia solo recuerdo un problema que nos expusieran en el que el enunciado tuviera elementos que no se requerían para solocionarlo. Causó cierto revuelo en la clase cuando el profesor lo resolvió.
Nos enseñan de pequeños a resolver problemas sabiendo que la solución está en el enunciado, en la propia información que nos dan para definirlo. La consecuencia de esa educación es lo que hace efectivo este chiste.
En la universidad vi otros en los que el problema no tenia solución.
Que un problema no tenga solución o que los elementos necesarios para resolverlo no estén a nuestro alcance es algo perfectamente normal en la vida diaria y muy común pero para lo que no nos educan.
Esta es la diferencia entre una educación para personas y una para trabajadores.
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