Nuestro ministro no sabemos muy bien qué hace: de verdad.
Pero lo más interesante del asunto es qué pretendía el ministro con su afirmación.
En principio suponemos que está en contra de la independencia de Catalunya, y por eso hace unas declaraciones insultando a Guardiola y que se supone que deberían conseguir que Catalunya no se independice. ¿Lo consigue? Claramente no.
En primer lugar ha quedado como un "boca chancla" al insultar a Josep Guardiola, para colmo atribuyendo una intencionalidad más que difícil de demostrar. Y Guardiola responde tres cosas:
Uno: que lo que dice el ministro no es verdad. ¿Quien mejor que Guardiola sabe los motivos de por qué hace las cosas el propio Guardiola?
Dos: con la educación que muestra no tener el ministro indica que lo hablará con cuando le vea.
Tres: a colación de intereses económicos, y por si se le ocurre a este u otro ministro insinuar lo contrario, Guardiola ya informa haber pagado sus impuestos y apostilla que es algo que muchos partidos no pueden decir. Y todos recordamos la contabilidad B del Partido Popular.
Por lo tanto, ¿ha conseguido el ministro lo que quería? No y además justo lo contrario. Ha calentado a los que tienen una especial alergia a lo Catalán e insultar a Guardiola y a los catalanes, aumentando la crispación entre ambas partes.
A menos que el objetivo del ministro sea precisamente favorecer la independencia de Catalunya, en cuyo caso lo está bordando y además de un modo sutil para los burdos de mente.
¿Qué interés tiene el ministro en que Catalunya se independice? ¿A quien beneficia?
Aclárenoslo señor ministro, porque nos tiene entre despistados o que usted sea idiota.
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