Este es el nuevo giro del sainete de los publicistas en Internet.
Después de enfadar a su público con publicidad realmente molesta, dan un paso a otro lado: ni hacia adelante ni hacia atrás, hacia el lado.
La publicidad nunca debería molestar. Las empresas deberían saber que nunca es conveniente enfadar al cliente: ahí tenemos a Guido Barilla y su homofobia.
Ahora, no se sabe qué empresa, ha comprado AdBlock, el complemento para navegadores que elimina la publicidad de las páginas, sin compasión. Y la compra no es por que sí.
Acaban de añadir una opción que permite mostrar "anuncios aceptables", lo que es una especie de autorregulación para intentar recuperar ojos que vean sus anuncios, con la vieja estrategia de mostrar y mostrar sin saber a quién lo hacen, publicidad al mogollón.
Por otra parte, el ex-propietario de AdBlock demuestra que tiene un precio su ética, porque si no podía mantener AdBlock por algún coste, perfectamente podría haberlo donado a un grupo que siguiera su trabajo, consiguiendo que los publicistas se comedieran lo suficiente como para que a los usuarios les saliera más a cuenta no descargar e instalar AdBlock fue ver un poco de publicidad adecuada. Pero prefirió vender su ética por dinero contante y sonante.
Pero no: ahora los publicistas intentarán regularse, pero ya vimos cómo se regularon con las ventanas emergentes.
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