Resulta que la compañía aérea rusa Aeroflot discrimina a sus azafatas según peso corporal.
Y estamos hablamos de sobrepeso, no de obesidad mórbida.
¿Para qué evaluar la profesionalidad? Mejor las subimos a una báscula. Brillante.
Los ejecutivos de Aeroflot están de enhorabuena, ya que si terminan aplicándoles la misma regla, aunque solo les pesen la cabeza, no van a cobrar menos y puede que hasta les aumenten el sueldo merced a la ligereza que mostrarán las mismas en esas básculas.
Ética empresarial. Yo ya elegido otra compañía con la que no volar. Bye bye Aeroflot.
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