De momento, la contraseña más fiable que hay es la que está en tu cabeza, aunque sigue habiendo quienes se empeñan en "modernizarlas" cambiándolas por otros métodos más "guays" que son muy inseguros.
Ya habíamos visto que usar tu huella dactilar no es buena idea, básicamente porque la vas dejando en todo lo que tocas y con una de esas se puede fabricar un tampón que los sistemas creen que es tu dedo.
También el reconocimiento facial es tan fácil de saltar como poner delante de la cámara una foto. Y la gente pública con alegría fotos suyas por todo Internet.
Luego tenemos el reconocimiento de iris. Esta misma semana hemos visto como se saltan el de Samsung con una foto y una lentilla.
Y el último en cagarla ha sido el banco HSBC con su seguridad por reconocimiento de voz.
El banco iba predicando las bondades de su sistema, indicando que no hay dos voces iguales, que miden más de cien parámetros de cada una, que si pin, que si pan, y que era tan seguro como para no necesitar una contraseña.
Hasta que un periodista y su hermano gemelo han demostrado que se puede hacer pasar el uno por el otro para consultar el saldo de la cuenta y, agárrate, hacer transferencias.
Lo mejor de todo ha sido la respuesta de HSBC: "La seguridad y protección de las cuentas de nuestros clientes es de suma importancia para nosotros" ha dicho el banco, que "revisará" su sistema e intentará que, en el futuro, la identificación sea más precisa.
A cualquier cosa lo llaman sistema de seguridad.
Solo tengo un adjetivo para los responsables de seguridad del HSBC: fenómenos.
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