La democracia está muy bien, pero no siempre es el mejor sistema de decisión.
La abolición de la esclavitud no podría haberse hecho con una votación en la que no se permitiera votar a los esclavos, según la legislación vigente entonces.
El derecho de voto de las mujeres tampoco.
Y si se ha hecho en algún lugar se debe a dos razones, que no siempre se dan:
1. Solo votan los representantes, que con acierto, ignoran la voluntad de la mayoría para tomar una decisión justa.
Solo se da con buenos gobernantes, con democracia representativa, no con democracia participativa, y con ciudadanos sin la educación e información necesaria.
2. Es la propia población la que decide qué es justo, aunque les perjudique mayoritariamente. Solo se da con democracia participativa y una educación e información necesarias.
Preguntar a los ciudadanos lo que quieren requiere que éstos estén informados y tengan una educación para discernir entre lo correcto, lo incorrecto, lo justo y lo injusto.
Preguntar a los ciudadanos no es malo. Si en algún caso lo es, eso saca a la luz una educación e información deficientes.
Por esto, cuanto más ignorante sean los ciudadanos, más necesaria es la forma representativa de la democracia, haciéndonos fácilmente víctimas de políticos cínicos que bajo el razonamiento de "Tú déjame a mí, que tú no sabes" pueden gobernar para sus intereses encubriéndolo con embustes y mentiras.
Ese "Tú déjame a mí" lleva por ejemplo a la privatización de la sanidad y otros servicios públicos cuyo objetivo (dar un buen servicio) está demasiado a menudo en conflicto con el interés de la empresa privada (ganar la mayor cantidad de dinero posible).
Lo mismo con la educación: colegios prefabricados para que se harten los ciudadanos y y se vayan a la privada.
La democracia, unida a una educación e información deficientes, puede llevar a someter a una parte de la ciudadanía a unas condiciones injustas, simplemente porque son minoría y esa injusticia beneficia a la mayoría, que es quien apoya la ley injusta.
Los pueblos que se han independizado, rara vez lo han hecho siguiendo las leyes vigentes en ese momento, ya que son las que precisamente perpetuan esa situación injusta y es la que se pretende solucionar con la independencia.
En el referéndum catalán, además se ha añadido el aliciente de formar una república, discusión acallada por los actuales políticos dando por hecho que la monarquía es algo ya decidido cuando se aprobó la construcción española, omitiendo que las leyes no son algo inamovible y que no se preguntó a los ciudadanos si querían una monarquía o una república: se incluyó la monarquía en el paquete de la constitución, sin discusión.
El referéndum de Cataluña saca de nuevo a la luz, diferencia de intereses entre los políticos y la ciudadanía, razón por la que los referéndums en España no son vinculantes.
La opinión de la ciudadanía trae al fresco a sus señorías. Ya lo vimos en las manifestaciones contra la guerra de Irak o contra los recortes en asuntos sociales, cuando la crisis, mientras en otras áreas seguían quemando el dinero de todos los ciudadanos en proyectos ruinosos o directamente corruptos.
Nunca veremos una ley en la que se haga responsable los políticos de su mala gestión, porque son ellos quienes las hacen y porque jamás nos preguntarán. Y si nos preguntaran, no sería nuestra opinión vinculante.
Tampoco hace nada creer que la democracia de una Catalunya independiente fuera a ser muy distinta, ni aunque fuera una república.
Porque el problema son estos políticos y no los ciudadanos, como nos pretenden hacer creer.
Se llenan la boca con la palabra "democracia", pero es que no lo es.
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