"Planta" ideas en la cabeza de los demás

Hoy leía un artículo sobre implantar ideas en la cabeza de los demás, algo muy poco ético, ya que considero que la única forma de hacer cambiar a alguien de opinión es proporcionarle información veraz que le haga ver que tenía una opinión equivocada y que la nueva es más realista, más correcta.
Cualquier otra cosa es manipulación.

Pero siempre habrá alguien dispuesto a escupir a la verdad con tal de obtener un beneficio a tu costa.

El artículo que he leído trata de como hacer que la idea parezca ser producto del otro y no tuya, y por lo tanto la abrace sin reticencias, por ser "suya". Conviene estar atento y preparado para no caer en el engaño o manipulación.

El mecanismo es sencillo.

1. Ser sutil y paciente.

2. Aportar información que le haga dudar de su opinión actual, para facilitar que la reconsidere, y aportar información que beneficie la nueva opinión que queremos que tenga. Ni siquiera es necesario que sea verdad. También será de utilidad que no se puedan contrastar los argumentos proporcionados.

3. Dejar que madure por sí misma e insistir sobre el tema.

Pero hay más formas de influir en la opinión ajena y tienen que ver bastante con la mentira.

1. Normalizar la nueva opinión como si fuera algo habitual, poniendo como ejemplo algún conocido del que difícilmente podrá obtener una corroboración.

2. También sirve dar por hecho que mucha otra gente ya opina así.
Es muy vago, pero nada como un "todo el mundo lo sabe".
Es lo que se usa en publicidad cuando una marca representa una situación habitual en la que usan el producto que se quiere vender. Es la razón de que existan esos anuncio cutres de amas de casa usando habitualmente el producto en cuestión.

3. Si uno está en algún aspecto por encima del otro, usarlo como evidencia de que la nueva opinión es mejor.
Esto es lo que funciona en publicidad, por ejemplo cuando aparece un famoso o alguien atractivo asociado a un producto comercial.

4. Incentivar en temor de los efectos perjudiciales de la idea actual.

Es lo que suelen usar las aseguradoras y productos que ofrecen protección.
Es el temor a estar equivocado.