Vodafone, compañía con la que tengo la conexión a Internet, no se entera.
Ni se entera de que ya soy cliente, no que no debe molestar a sus clientes, ni tampoco a sus posibles clientes.
Hace dos días recibí una de esas llamaditas de Vodafone. Ni siquiera sabían mi nombre.
Al decirles que de donde habían sacado mis datos me contaron un rollo que si de fuentes públicas (falso) y cuando les mencioné que si me opongo a seguir recibiendo llamadas en esa misma conversación deben dejar de hacerlo (así están obligados). Ma moza que llamaba me dice que, claro, como son muchos compañeros... Ni la dejé terminar para decirle que ese no era mi problema y que ya se lo explicaría a la Agencia de Protección de Datos.
Muy pizpireta, la mujer me dice que tienen mi número por azar, eligiendo nueve cifras al azar, pero que no tienen a quién pertenece.
Muy rebien, señores de Vodafone: su técnica comercial es sencillamente brillante, ya no por los posibles clientes a los que van a molestar, si no sobretodo por los clientes que van a perder si siguen tocándonos las narices.
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