Esto que suena, y es, una barbaridad, es lo que se le permite a la iglesia católica en España. Es la inmatriculación de bienes.
Que un bien no esté inscrito en el registro de la propiedad no significa que alguien pueda hacerlo suyo.
Si mañana se descubre algo que no está registrado, ¿de quién es propiedad? Del estado, como todo lo no registrado que esté en su territorio.
Pero para la iglesia católica, el gobierno del Partido Popular presidido por José María Aznar, hizo una excepción.
Y yo me pregunto ¿a cuento de qué ese privilegio? Pues a cuento de nada.
Y así gobiernan España nuestros políticos. Ole.
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