Me iré de viaje (sin Ryanair)

La gestión de una compañía lo es casi todo.
No solo tiene que evitar las pérdidas y obtener ganancias: además debe ser un buen lugar de trabajo.

Ryanair, que en principio fue una aerolínea de bajo coste ha ido haciendo algunas cosas bien y otras rematadamente mal.

Prescindió de los cacahuetes y otras cosas superfluas en los vuelos, porque lo que uno quiere es llegar, no que lo entretengan masticando. Bien.

Pero a cambio te pegan un sermón comercial que dan ganas de saltar en paracaídas. Mal.

Hizo que quien carga más el avión de maletas, pague más. Bien.
Y han llegado al equipaje de mano, que por ley es gratuito. Mal.

Y para colmo lo han hecho subiendo el precio en lugar de rebajarlo a quienes no llevan tanto equipaje. Mal.

Y el colmo llega cuando a sus trabajadores les obliga a regirse por la legislación irlandesa en lugar del país donde trabajan. Mal.

Pero además eso provoca huelgas en las que los perjudicados son además sus clientes. Mal.

Y dice que no pagará, a los viajeros que ha dejado en tierra por las huelgas, las indemnizaciones a las que está obligada por ley. Mal.

Todo esto me ha llevado a evitar como gato que huye del agua los vuelos de Ryanair en mi próximo viaje, tanto en la ida como en la vuelta.

Viajar con Ryanair es arriesgarse a no tener ni vuelo ni indemnización si cancelan el vuelo. No solo maltratan a sus empleados con unas condiciones injustas si no también a sus clientes con condiciones que son directamente ilegales.
Y si no te parece bien, tienes que reclamar.

Y yo no voy a meterme en el percal de tener en mi agenda un vuelo con Ryanair.

Bye bye Ryanair.

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