Por poner un ejemplo: es como si alguien se queja con aspavientos de que hay una mosca en su sopa mientras omite que la mesa donde reposa el plato está en la cúspide de una montaña de estiércol que entre él y sus amigos han estado creando durante muchos años a base de cagar con fuerza.
Esa metáfora podría describir muy bien las palabras de Felipe González que hoy leo en un periódico. El hombre se pregunta qué culpa tiene un niño para tener que aguantar la presión de los ciudadanos sobre el padre de éste. La "presión al niño" es la mosca en la sopa y la montaña de estiércol la gestión de los políticos, su peculiar concepto del "bien general" y la falta a sus obligaciones.
Que la mosca no debiera estar en la sopa está claro. En ningún momento pongo en duda que la mosca no debiera estar ahí: la mosca en la sopa es inaceptable. Pero a Felipe se le olvida que la montaña de estiércol tampoco debería estar ahí y que si no estuviera la montaña de mierda, tampoco lo estaría la mosca: Pero Felipe prefiere señalar la mosca aunque el tufo de lo demás le corte la respiración.
Muy bien Felipe: lo has bordado.
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