Silvia Saavedra nos ha dejado con la boca abierta.
¿Por su inteligencia? No.
¿Por su locuacidad? No.
¿Por su capacidad? Tampoco.
¿Por su inteligencia? No.
¿Por su locuacidad? No.
¿Por su capacidad? Tampoco.
Silvia nos ha dejado con la boca abierta y lista para seguidamente estallar en carcajadas descontroladas, aflojarnos la vejiga y doblarnos las piernas.
El Club de la Comedia es una mierda comparado con la performance que se ha pegado.
Pero la risa se nos pasa del golpe cuando caes en la cuenta de que esta señora se dedica a la política y es quien pretende gobernar una institución publica con el dinero que todos aportamos.
Si no es capaz de pronunciar "dióxido de nitrógeno", ni de responder a una clara y concisa pregunta, no mantener un debate con argumentos válidos, ¿sabrá gobernar adecuadamente? Lo dudo.
Y aún así habrá quien la vote.
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