Quiero comprar seis entradas y ¿qué mejor que hacerlo desde el calor y la comodidad de mi hogar a través de ServiCaixa? Esto es lo que te venden, pero esto que sigue es la realidad.
Al seleccionar la sesión aparece este mensaje:
Y son las 10:31 de la mañana de un miércoles de semana santa 20-04-2011. ¿Tanta gente hay conectada a la web en este momento? Sinceramente, lo dudo. No es raro que el mensaje de error que se muestra al usuario no corresponda con el problema real. Así parece que la culpa es de otro. Total, luego lo terminarán arreglando, ¿no?, así que para ellos es mejor mostrar un error que muestre que se debe a circunstancias ajenas a ellos y que, por supuesto, ellos no controlan.
Lo más probable es que sea un error matutino. Las personas que no están en el mundo de la informática se asombrarían de los procesos automáticos que se realizan cada noche... y fallan. Y para colmo se dan cuenta de ello por la mañana, que es cuando lo arreglan, claro.
Pero sigamos de buena fe los consejos de Servicaixa. Cojamos el móvil para hacer la compra de las entradas. Seleccionamos tipo de espectáculo, ciudad, cine, película y... ¿qué es esto? Da mucha confianza ver que hay "PELICULA DE PRUEBAS" en el sistema donde uno se va a gastar su dinerito.
Pero eso no es lo peor: no se puede modificar el asiento que te han asignado. ¿Por qué, si desde la página web desde un ordenador sí se puede? Seis entradas una al lado de la otra no es la mejor distribución para mí. Yo prefiero tres en una fila y tres en otra.
Vístete y sal a la calle a por un cajero ServiCaixa. Selecciona tipo de espectáculo, selecciona ciudad, selecciona cine, selecciona película y...horror: aunque se pueden cambiar los asientos, no es posible elegir otra distribución que no sea seis en la misma fila.
Así que vuelvo para mi casa a esperar a que no haya tantísima gente conectada a ServiCaixa un miércoles a las diez y media de la mañana.
Esto es la tecnología que nos tiene que facilitar la vida, pagando, además.
El cine era el del Centro Comercial Las Arenas en el que, si no han tenido en cuenta mi queja, aún te harán hacer la misma cola para comprar las gafas 3D que para comprar entradas y las salas seguirán apestando a pesar de ser nuevas.
Luego se preguntarán por qué la gente no va al cine.
Apple o "Cómo cubrirse de gloria"
Después aplaudir su capacidad para hacer una aplicación que no sólo se llame "Despertador" si no que además no funcione como tal (primer fallo, segundo fallo, tercer fallo), de poder utilizar el teléfono aunque esté protegido con una contraseña (otro fallito más) y de que la sincronicación de contactos con Google no la haya visto funcionar bien jamás (duplica los contactos y además les cambia la palabra por la que se ordenan alfabéticamente), Apple nos deleita con una nueva perla desde la versión 4 de su sistema operativo para dispositivos móviles (IOS): iPhone's e iPad's registran las coordenadas GPS de donde nos encontramos (artículo) durante el último año.
¡Qué bonito el mensaje del iPhone cuando las aplicación quieren utilizar el GPS! ¡Cuánta seguridad nos da que un cualquiera no pueda acceder a nuestra ubicación sin nuestro permiso! Claro que, si es Apple, es otra cosa, y ellos no sólo pueden acceder cuando les venga en gana sin tu consentimiento si no además registrarla con la hora y todo en una lista bien, pero que bien larga.
Me duelen las palmas de tanto aplaudir.
Esto reafirma mi decisión de no volver a comprar un producto de Apple ni volver a actulizar ninguno de sus softwares o firmwares hasta que vea un claro e inconfundible cambio de dirección en su política.
¡Qué bonito el mensaje del iPhone cuando las aplicación quieren utilizar el GPS! ¡Cuánta seguridad nos da que un cualquiera no pueda acceder a nuestra ubicación sin nuestro permiso! Claro que, si es Apple, es otra cosa, y ellos no sólo pueden acceder cuando les venga en gana sin tu consentimiento si no además registrarla con la hora y todo en una lista bien, pero que bien larga.
Me duelen las palmas de tanto aplaudir.
Esto reafirma mi decisión de no volver a comprar un producto de Apple ni volver a actulizar ninguno de sus softwares o firmwares hasta que vea un claro e inconfundible cambio de dirección en su política.
El software, la obsolescencia programada y véndele lo mismo al cliente una y otra vez
Podemos comenzar con un ejemplo: ¿cuántas versiones de Windows hemos visto pasar por nuestras vidas? Quien tenga curiosidad puede ver la lista en Wikipedia (Versiones de Microsoft Windows) y la lista no es corta.
¿Con qué frecuencia te pide Adobe Flash que instales una actualización? ¿Cada més o menos? Puede parecer excesivo, y es que lo es.
Pero ¿cómo se ha llegado a esta situación y por qué?
La historia comienza con un programador que hace un programa. ¡Y lo vende!
El cliente está satisfecho y el programador también.
El programador decide modificar el programa para añadirle más funcionalidades, creando la versión 2 del programa, y su cliente lo compra.
El programador se da cuenta de que su programa, a pesar de haber tenido mucho cuidado, tiene fallos y decide que proporcionará gratis el programa corregido a su cliente, puesto que es error suyo que no funcionase bien.
El programador se sienta y muere de hambre.
Esta era la vida de los programadores hasta que a uno se le ocurrió lo siguiente:
1.- ¿Por qué venderle el programa a cada cliente? Es mejor venderle una licencia de uso, que le permita usarlo, pero no copiarlo a nadie más. No parece mala idea. El programador a partir de entonces mantiene la propiedad del programa y lo puede vender a más de un cliente.
2.- ¿Y si en lugar de venderle una licencia al cliente le vendemos una licencia por ordenador donde lo instale? ¡Fantástico! Hemos multiplicado la ventas.
3.- Hay clientes que instalan el programa en un servidor: inventemos la licencia por usuario.
4.- Al programador le falta dinero. ¿Por qué no cobrarle al cliente por la cantidad de procesadores que tiene cada ordenador donde se ejecuta el programa? Volvemos a multiplicarlas ventas.
5.-El cliente dice que el programa falla. El programador le cobrará por arreglar lo que él mismo hizo mal. El cliente quiere que los problemas del programa se le solucionen. El programador le vende un "contrato de mantenimiento" que deberá pagar cada cierto tiempo. Ahora el programador tiene ingresos constantes.
6.- El programador quiere más y más ingresos. Deja de documentar el programa y le vende a los clientes cursos de formación y "contratos de soporte" para enseñarle a usar su programa.
7.- El cliente podría quejarse, así que el programador rehace su "licencia de software" exculpándole de cualquier suceso relacionado con su programa: el software se licencia tal cual, sin garantía alguna.
8.- El programador crea un "título oficial" para que los técnicos informáticos sepan cómo instalar y configurar su programa. El título por supuesto se paga, y la formación para el título también, claro.
9.- El cliente sigue pagando sin quejarse. Hagamos una nueva versión del programa al que le cambiamos el aspecto, cuantro cositas más y se lo vendemos de nuevo. ¿Cómo? ¿Que no quiere comprarlo? Bueno, allá él: dejaremos de darle soporte a su versión.
10.- El programador se da cuenta que muchos programas ahora funcionan como el suyo: ha creado un "estándar". Así que decide cobrar por la información que otros programadores necesitarán para hacer que sus programas funcionen con el suyo.
11.- El programador aún quiere más dinero, así que en las actualizaciones no sólo corrige los fallos si no que, sin avisar a sus clientes, hace otros cambios, preparándo los ordenadores de sus clientes para lo que será su nuevo estándar que, por casualidad, es soportado por muchos ordenadores (tantos como clientes).
Ahora piensa, por ejemplo, ¿Qué tiene Microsoft Word 2010 que no tenía Microsoft Word 6?
La versión 6 es la que salió al mercado cuando Windows iba por la versión 3.1.
¿Cuantas versiones ha vendido Microsoft desde entonces? Ocho versiones. Y la mayoría de los usuarios ya tenían en la versión 6 todo lo que usan en la versión 2010.
¿Era necesario obligar al cliente a comprar ocho versiones de Microsoft Word?
La respuesta se sencilla y monosilábica: no.
Básicamente todo esto se resume en el siguiente axioma de la industria del software:
El reportaje "Comprar, tirar, comprar" lo explica muy claro respecto a productos de consumo tangibles.
"Comprar, llençar, comprar" (en caralà)
"Comprar, tirar, comprar" (en castellano)
¿Con qué frecuencia te pide Adobe Flash que instales una actualización? ¿Cada més o menos? Puede parecer excesivo, y es que lo es.
Pero ¿cómo se ha llegado a esta situación y por qué?
La historia comienza con un programador que hace un programa. ¡Y lo vende!
El cliente está satisfecho y el programador también.
El programador decide modificar el programa para añadirle más funcionalidades, creando la versión 2 del programa, y su cliente lo compra.
El programador se da cuenta de que su programa, a pesar de haber tenido mucho cuidado, tiene fallos y decide que proporcionará gratis el programa corregido a su cliente, puesto que es error suyo que no funcionase bien.
El programador se sienta y muere de hambre.
Esta era la vida de los programadores hasta que a uno se le ocurrió lo siguiente:
1.- ¿Por qué venderle el programa a cada cliente? Es mejor venderle una licencia de uso, que le permita usarlo, pero no copiarlo a nadie más. No parece mala idea. El programador a partir de entonces mantiene la propiedad del programa y lo puede vender a más de un cliente.
2.- ¿Y si en lugar de venderle una licencia al cliente le vendemos una licencia por ordenador donde lo instale? ¡Fantástico! Hemos multiplicado la ventas.
3.- Hay clientes que instalan el programa en un servidor: inventemos la licencia por usuario.
4.- Al programador le falta dinero. ¿Por qué no cobrarle al cliente por la cantidad de procesadores que tiene cada ordenador donde se ejecuta el programa? Volvemos a multiplicarlas ventas.
5.-El cliente dice que el programa falla. El programador le cobrará por arreglar lo que él mismo hizo mal. El cliente quiere que los problemas del programa se le solucionen. El programador le vende un "contrato de mantenimiento" que deberá pagar cada cierto tiempo. Ahora el programador tiene ingresos constantes.
6.- El programador quiere más y más ingresos. Deja de documentar el programa y le vende a los clientes cursos de formación y "contratos de soporte" para enseñarle a usar su programa.
7.- El cliente podría quejarse, así que el programador rehace su "licencia de software" exculpándole de cualquier suceso relacionado con su programa: el software se licencia tal cual, sin garantía alguna.
8.- El programador crea un "título oficial" para que los técnicos informáticos sepan cómo instalar y configurar su programa. El título por supuesto se paga, y la formación para el título también, claro.
9.- El cliente sigue pagando sin quejarse. Hagamos una nueva versión del programa al que le cambiamos el aspecto, cuantro cositas más y se lo vendemos de nuevo. ¿Cómo? ¿Que no quiere comprarlo? Bueno, allá él: dejaremos de darle soporte a su versión.
10.- El programador se da cuenta que muchos programas ahora funcionan como el suyo: ha creado un "estándar". Así que decide cobrar por la información que otros programadores necesitarán para hacer que sus programas funcionen con el suyo.
11.- El programador aún quiere más dinero, así que en las actualizaciones no sólo corrige los fallos si no que, sin avisar a sus clientes, hace otros cambios, preparándo los ordenadores de sus clientes para lo que será su nuevo estándar que, por casualidad, es soportado por muchos ordenadores (tantos como clientes).
Ahora piensa, por ejemplo, ¿Qué tiene Microsoft Word 2010 que no tenía Microsoft Word 6?
La versión 6 es la que salió al mercado cuando Windows iba por la versión 3.1.
¿Cuantas versiones ha vendido Microsoft desde entonces? Ocho versiones. Y la mayoría de los usuarios ya tenían en la versión 6 todo lo que usan en la versión 2010.
¿Era necesario obligar al cliente a comprar ocho versiones de Microsoft Word?
La respuesta se sencilla y monosilábica: no.
Básicamente todo esto se resume en el siguiente axioma de la industria del software:
Vende al cliente lo mismo tantas veces como pueda.
El reportaje "Comprar, tirar, comprar" lo explica muy claro respecto a productos de consumo tangibles.
"Comprar, llençar, comprar" (en caralà)
"Comprar, tirar, comprar" (en castellano)
Hoy, estreno: mi iPhone 3G funciona de pena.
Hete aquí que me estreno en mi cruzada contra la ignorancia y para hacer lucir la estupidez de que quienes la utilizan para ocultar la suya propia. Éste es mi único propósito y con el que espero hacer la vida más facil e inteligible a todos los que amamos la verdad aunque a veces no nos guste. También para explicar mis propios errores esperando otros no necesiten cometerlos para aprender, denunciar de abusos y faltas de ética.
Apple iPhone 3G
Qué teléfono tan chulo, ¿eh? Y ágil, ¿verdad? Pues sería al comprarlo, porque debo decir que el mio actualmente funciona de pena. Y qué mejor que acudir al fabricante cuyo producto tiene estos problemas:
- La música se para en un punto aleatorio, repite un trozo, a veces se detiene, y luego continúa. Es el mismo síntoma que cuando antiguamente Microsoft Windows se quedaba colgado mientras reproducía sonido.
- El teclado tarda hasta 6 segundos en aparecer.
- Google Maps es prácticamente inutilizable hasta pasado un minuto desde que se abre.
- La cámara tarda unos 8 segundos hasta que se abre.
- La cámara tarda unos 4 segundos en guardar una foto.
- Al guardar una foto también se atasca la música.
- Al detectar una nueva red WIFI o que de nuevo hay cobertura móvil, la música se atasca.
- Al escribir se oye el "clic" de las pulsaciones del teclado pero no aparece el texto. Luego aparece todo el texto de repente y, claro, con las modificaciones del corrector, que no suele acertar, con lo que además hay que borrar lo escrito.
- Las aplicaciones (notas, galería de fotos, reproductor de música son algunas) tardan unos tres cuatro segundos desde que muestran una foto de la última vez que se usaron hasta que aparece la pantalla real de la aplicación. Sí, para aparentar que el iPhone es más rápido de lo que en realidad es, cuando entras en una aplicación éste muestra una "foto" de la aplicación la última vez que se usó y luego, cuando la aplicación realmente ya está ejecutándose, muestra la aplicación real.
Tras consultar con Apple, me dijeron en su "bar" (que ellos tienen un bar, no un servicio técnico, en el que hay que pedir cita previa) lo que resumo a continuacion:
1.- El teléfono funciona asi de mal porque la versión del sistema operativo tiene mejoras (sí, sí, lo llaman mejoras), que hancen que mi telefono no pueda con tanta mejora.
2.- Apple no puede repararlo, porque no es una avería. Cualquier reparación sobre iPhone tiene una única tarifa de reparación de 200 euros, sea lo que sea que tenga roto, e incluye la actualización del sistema operativo a su última versión, lo que me dejaría exactamente igual que ahora, pero con 200 euros menos. Ole con ole y olé.
3.- Una posible solución es ponerle al iPhone una versión antigua de su sistema operativo. Para ello, y cito al barman del bar de Apple, "Busca en Google, pero Apple no da soporte. Si se te estropease el teléfono la reparación son 200 euros". Toma ya.
4.- Es posible (sólo posible) que Apple lo arregle en la siguiente actualización del sistema operativo del iPhone.
5.- Que vaya a la web de Apple, al apartado "Support feedback" y les dé mi opinión porque, aunque pueda parece que no, la tienen en cuenta.
Sólo le faltaba decir al pobre chaval "Y si te preguntan, yo no te he dicho nada ni trabajo aquí."
Buscando en Internet aparecen varia soluciones pseudotécnicas que se basan en el desconocimiento del quien la propone junto con la ignorancia del que la aplica para dar la sensación de que a este problema hay soluciones, y muchas, cuando la realidad es que ninguna tiene un fundamento técnico sólido.
Pseusosoluciones populares al problema de velocidad del iPhone y que no han funcionado:
1.- Desactivar Spotlight: ¡Ni que el iPhone indexase todo lo que hace para luego poder buscar mejor! Si esto funcionase, ¿por qué sigue yendo igual de mal Google Maps? ¿También lo indexa? ¿Resulta que no es un único problema si no varios a la vez? En cualquier caso mi iPhone sigue yendo que da lástima verlo.
2.- Reiniciar el iPhone: ¿Perdón? Ni aunque fuese una solución. ¿Es esta forma de funcionar un teléfono? También está comprobado que no es una solución, al menos definitiva: no siempre funciona y cuando lo hace es sólo por un rato.
3.- "Hard reset" del iPhone: Queda mejor "Hard reset" que no "apágalo del todo". Tiene la misma efectividad que el punto anterior.
4.- Restaurar una copia de seguidad del iPhone: las copias de seguridad son para salvaguardar MI información, no para solucionar problemas de funcionamiento del iPhone. ¿Dudas?
Esta presunta solución funciona sólo hasta que se vuelve a utilizar el teléfono con normalidad (hacer fotos, actualizar música, usar aplicaciones.
5.- Restaurar el iPhone como dispositivo nuevo. O lo que es lo mismo, dejarlo como "salido de fábrica", eso sí, con la última versión del sistema operativo, y por lo tanto con el mismo problema. Esta solución funciona de uno a dos días. Luego el iPhone vuelve a funcionar igual de mal que antes.
Si éste es el soporte que Apple da sus productos y el cuidado con el que trata a sus clientes, ya tienen uno menos.
Apple iPhone 3G
Qué teléfono tan chulo, ¿eh? Y ágil, ¿verdad? Pues sería al comprarlo, porque debo decir que el mio actualmente funciona de pena. Y qué mejor que acudir al fabricante cuyo producto tiene estos problemas:
- La música se para en un punto aleatorio, repite un trozo, a veces se detiene, y luego continúa. Es el mismo síntoma que cuando antiguamente Microsoft Windows se quedaba colgado mientras reproducía sonido.
- El teclado tarda hasta 6 segundos en aparecer.
- Google Maps es prácticamente inutilizable hasta pasado un minuto desde que se abre.
- La cámara tarda unos 8 segundos hasta que se abre.
- La cámara tarda unos 4 segundos en guardar una foto.
- Al guardar una foto también se atasca la música.
- Al detectar una nueva red WIFI o que de nuevo hay cobertura móvil, la música se atasca.
- Al escribir se oye el "clic" de las pulsaciones del teclado pero no aparece el texto. Luego aparece todo el texto de repente y, claro, con las modificaciones del corrector, que no suele acertar, con lo que además hay que borrar lo escrito.
- Las aplicaciones (notas, galería de fotos, reproductor de música son algunas) tardan unos tres cuatro segundos desde que muestran una foto de la última vez que se usaron hasta que aparece la pantalla real de la aplicación. Sí, para aparentar que el iPhone es más rápido de lo que en realidad es, cuando entras en una aplicación éste muestra una "foto" de la aplicación la última vez que se usó y luego, cuando la aplicación realmente ya está ejecutándose, muestra la aplicación real.
Tras consultar con Apple, me dijeron en su "bar" (que ellos tienen un bar, no un servicio técnico, en el que hay que pedir cita previa) lo que resumo a continuacion:
1.- El teléfono funciona asi de mal porque la versión del sistema operativo tiene mejoras (sí, sí, lo llaman mejoras), que hancen que mi telefono no pueda con tanta mejora.
2.- Apple no puede repararlo, porque no es una avería. Cualquier reparación sobre iPhone tiene una única tarifa de reparación de 200 euros, sea lo que sea que tenga roto, e incluye la actualización del sistema operativo a su última versión, lo que me dejaría exactamente igual que ahora, pero con 200 euros menos. Ole con ole y olé.
3.- Una posible solución es ponerle al iPhone una versión antigua de su sistema operativo. Para ello, y cito al barman del bar de Apple, "Busca en Google, pero Apple no da soporte. Si se te estropease el teléfono la reparación son 200 euros". Toma ya.
4.- Es posible (sólo posible) que Apple lo arregle en la siguiente actualización del sistema operativo del iPhone.
5.- Que vaya a la web de Apple, al apartado "Support feedback" y les dé mi opinión porque, aunque pueda parece que no, la tienen en cuenta.
Sólo le faltaba decir al pobre chaval "Y si te preguntan, yo no te he dicho nada ni trabajo aquí."
Buscando en Internet aparecen varia soluciones pseudotécnicas que se basan en el desconocimiento del quien la propone junto con la ignorancia del que la aplica para dar la sensación de que a este problema hay soluciones, y muchas, cuando la realidad es que ninguna tiene un fundamento técnico sólido.
Pseusosoluciones populares al problema de velocidad del iPhone y que no han funcionado:
1.- Desactivar Spotlight: ¡Ni que el iPhone indexase todo lo que hace para luego poder buscar mejor! Si esto funcionase, ¿por qué sigue yendo igual de mal Google Maps? ¿También lo indexa? ¿Resulta que no es un único problema si no varios a la vez? En cualquier caso mi iPhone sigue yendo que da lástima verlo.
2.- Reiniciar el iPhone: ¿Perdón? Ni aunque fuese una solución. ¿Es esta forma de funcionar un teléfono? También está comprobado que no es una solución, al menos definitiva: no siempre funciona y cuando lo hace es sólo por un rato.
3.- "Hard reset" del iPhone: Queda mejor "Hard reset" que no "apágalo del todo". Tiene la misma efectividad que el punto anterior.
4.- Restaurar una copia de seguidad del iPhone: las copias de seguridad son para salvaguardar MI información, no para solucionar problemas de funcionamiento del iPhone. ¿Dudas?
Esta presunta solución funciona sólo hasta que se vuelve a utilizar el teléfono con normalidad (hacer fotos, actualizar música, usar aplicaciones.
5.- Restaurar el iPhone como dispositivo nuevo. O lo que es lo mismo, dejarlo como "salido de fábrica", eso sí, con la última versión del sistema operativo, y por lo tanto con el mismo problema. Esta solución funciona de uno a dos días. Luego el iPhone vuelve a funcionar igual de mal que antes.
Si éste es el soporte que Apple da sus productos y el cuidado con el que trata a sus clientes, ya tienen uno menos.
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