La Unión Europea validó en abril de este año el acuerdo por el que la Unión Europea da su visto bueno a la cesión de datos de carácter personal a los viajeros con origen o destino a los Estados Unidos de América con el fin de luchar contra el terrorismo. En principio nada que objetar.
La cosa curiosa viene cuando entre los datos que se ceden está, atención, la orientación sexual. Es interesante saber que para los Estados Unidos de América es importante saber la orientación sexual de alguien para discernir si es un peligro para su seguridad nacional. Quizás lo necesiten para saber si el palo te lo tienen que meter por delante o por detrás si te envían a Guantánamo.
Y además, nuestros políticos salvaguardando nuestas libertades, como últimamente. Es que lo bordan.
Yo les sugiero, ya puestos, que entre la información cedida deberían incluir otros datos que sí pueden ser relevantes para evaluar la peligrosidad de una persona, como por ejemplo, si lleva zapatos blancos, es calvo y se hace la raya, lleva camisas floreadas, no sabe utilizar correctamente el pretéfito perfecto simple o sufre de leismo. Estas informaciones me parecen más peligrosas que la orientación sexual.