Me fascinan dos cosas de las religiones y sus seguidores.
De las primeras su capacidad para "reinterpretar" una misma frase según convenga al que la lee y la de añadir como verdades nuevas ideas basadas en la pura fé y que no tienen además que ser coherentes con lo anterior, y ni siquiera modificarlo. Vamos, lo que se llama "incoherencia".
De los segundos también me fascina la capacidad que tienen para coger de su religión las normas que les convienen, saltándose o directamente actuando en contra de los principios fundamentales de su fé, también como las primeras, según les convenga.
Eso ni es religión ni son sus seguidores: tienen otro nombre, y también esta vez, feo.
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