Enviando cosas privadas por Internet, como fotos

La mejor forma de evitar algo es no propiciar que suceda. Lo hacemos cada día.
Pero con la información no somos tan cautos, dando por hecho que no acabarán las manos equivocadas, y eso es mucho dar por hecho.

La fotografías son un claro ejemplo.
¿Cuantas parejas se envían fotos subidas de tono? Hasta Edward Snowden habló de ello

Pero no hace falta mencionar a los servicios secretos para ver el riesgo que se corre al enviarlas. Basta un descuido del destinatario o un cambio de su opinión para que esa foto acabe en Internet y, una vez allí ya nadie tiene control sobre ella.

Es un hecho que hemos visto muchas veces: alguien ha una foto o graba un vídeo, éste termina en Internet y, si se hace popular no va a haber forma de eliminar todas las copias.

Así que asúmelo: en cuanto envías una foto ya no tienes el control sobre ella.

Por muy ilegal que sea hacer públicas fotos privadas, también lo es robar y no por eso dejan de haber robos, y por eso evitas las calles cuyo aspecto no te da confianza.

Pero la gente sigue enviando fotos comprometedoras con alarmante alegría.

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