Señor presidente: una vez más he podido comprobar cómo ha trasladado su ineptitud a la legislación española.
Cuando aún tengo lágrimas en los ojos, descubro que usted y su gobierno han legislado para que las copichuelas que se toma alguien en una discoteca tengan exactamente el mismo 21% de IVA que los servicios funerarios de mi madre.
Muchas gracias señor presidente. Me conmueve profundamente que considere de igual necesidad y albedrío lo uno y lo otro. Muchas gracias. Tan sólo espero que los que le sobrevivan le hagan unos fastos faraónicos, más que nada para el bien general de los españoles y el 21% de IVA que recibiremos.
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