El grado de estupidez en el asunto independentista está llegando al moño y más allá. Cualquier cosa amarilla es susceptible de ser una interpretada como una reivindicación de libertad para los presos políticos catalanes por este asunto.
El más sorprendente fue una marca de agua teniendo que aclarar que el tapón amarillo de sus botellas no tiene relación con el independentismo.
De traca.
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