Leo el artículo de El diario.es sobre la banca y vuelvo a ver lo mismo: falta de responsabilidad de las empresas privadas.
Las empresas públicas tienen un objetivo claro: dar servicio a los ciudadanos. Deben gestionarse de forma eficiente, porque el coste del servicio no puede ser superior al del servicio prestado, a excepción de aquellos servicios que monetariamente son de por sí deficitarios pero que en valor neto sí son rentables, como la educación, la sanidad y los sevicios de seguridad.
En principio, todos deberíamos estar trabajando para el estado, que es quien nos resguarda de las incertidumbres del destino, pero eso implicaría que únicamente nos embarcaríamos en proyectos que sean considerados beneficiosos para la sociedad.
Así que el estado permite la empresa privada para que los propios ciudadanos se embarquen en empresas bajo su riesgo.
El problema de las empresas privadas es que con demasiada frecuencia fallan. ¿Cuántas empresas centenarias conoces? Pocas, muy pocas. El resto fracasaron llevándose el dinero de sus inversores.
Para colmo, hay empresas privadas que son necesarias en el sistema social, como la banca y es por eso que los estados son reacios a dejarlas caer, incluso en Estados Unidos.
El problema de las empresas privadas es que no tienen más responsabilidad con la que responder que sus propios activos, y lo habitual es que sean insuficientes para responder a sus obligaciones si las cosas no marchan como tienen previsto. No tienen un plan de viabilidad.
Todas las empresas que inicialmente fueron rentables y que finalmente cerraron fueron incapaces de utilizar sus tiempos de prosperidad para preparar una base sólida sobre la que continuar otras empresas.
Y por eso no invierto en bolsa, aparte de que especular me parece muy feo.
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