La última actualización de Android

Al final no me queda más que probar a actualizar mi móvil BQ con la esperanza de que algún día Google y BQ arreglen todo lo que no va.

Con la última actualización han solucionado, de momento, el problema del volumen del sonido: ahora sí se puede aumentar. Yo ya estaba me estaba temiendo estar perdiendo oído o que mis auriculares se hubieran estropeado.

Lo malo es que ahora se atasca mucho más: es pulsar el botón de inicio y primero aparece el fondo de pantalla y un poco después los iconos a tropezones.

Y para colmo, ya en varias ocasiones la música se ha parado un momento. Espero que esto no acabe como con el iPhone 3G que tuve, que después de todas las actualizaciones era prácticamente inservible y encima los genios de los técnicos de Apple tuvieron las narices de decirme que no debía haberlas instalado.

Otros cambios que me tienen al fresco es que han cambiado el aspecto de las notificaciones.

Podrían dedicarse a arreglar lo que no funciona en lugar de maquillarlo, como hacer que funcione bien la búsqueda en la agenda de teléfonos ¿no?

Los "huevos de Pascua" en software

Estamos ya acostumbrados a que muchos programas informáticos incluyan eso que se llama "huevos de Pascua", funcionalidades que no deberían estar ahí y poco tienen que ver con el objetivo del software donde están.

Y no solo en software: también en cine, como la famosa escena de la ventana en "Los rescatadores" de Disney, y series como la versión 3D de "La abeja Maya".

En el caso de productos audiovisuales el problema es grave para las compañías que lo producen: un graciosillo incluye contenido sexual en material dirigido a niños.

En el de software es especialmente irritante cuando los programadores han dedicado tiempo a incluir la gracia pero el software tiene fallos y no funciona correctamente.

Especialmente sangrante es el caso de Microsoft, que destaca por fabricar software cargadito de errores que son la desgracia del día a día de sus usuarios, y para colmo incluyen juegos completos en su Office. Unos valientes.

Sí el software les hubiese quedado perfecto aún se podría aceptar pero, haciendo tales chapuzas, es incomprensible que hayan dedicado tiempo a estas tonterías.

Google también incluye, por ejemplo en su buscador, estas gracias, pero a diferencia del resto, sus productos tienen pocos fallos.

En software con fallos, cuando veo que tienen huevos de Pascua, me hago una idea de su poca profesionalidad.

Pablo Motos no es premio de cultura

No lo es Pablo Motos: lo es el programa de televisión "El Hormiguero" y el premio es en la categoría de "Televisión" de los "Premios Nacionales de Cultura".

Nos lo aclara "El País", esa publicación que fue un periódico hace bastantes años.

También nos lo aclara "El Diario".

No hace falta ser un genio para abreviar con acierto "Premios Nacionales de Cultura, en la categoría Televisión a El Hormiguero" como "Pablo Motos Premio Nacional de Cultura", porque no son muy distintas, por mucho que insistan en que el "Premio Nacional de Cultura" no exista exactamente como tal.

La cuestión es que a un programa de entretenimiento, de dudoso gusto en mi humilde opinión, le han dado 30.000 euros de todos los españoles por su contribución a la cultura, euros que se lleva la productora de la que es administrador Pablo Motos.

No hay dinero para hospitales o educación, pero sí para programas de entretenimiento.

Que alguien me lo explique.

Los problemas que saca a luz el referéndum de Cataluña

La democracia está muy bien, pero no siempre es el mejor sistema de decisión.

La abolición de la esclavitud no podría haberse hecho con una votación en la que no se permitiera votar a los esclavos, según la legislación vigente entonces.
El derecho de voto de las mujeres tampoco.

Y si se ha hecho en algún lugar se debe a dos razones, que no siempre se dan:

1. Solo votan los representantes, que con acierto, ignoran la voluntad de la mayoría para tomar una decisión justa.
Solo se da con buenos gobernantes, con democracia representativa, no con democracia participativa, y con ciudadanos sin la educación e información necesaria.

2. Es la propia población la que decide qué es justo, aunque les perjudique mayoritariamente. Solo se da con democracia participativa y una educación e información necesarias.

Preguntar a los ciudadanos lo que quieren requiere que éstos estén informados y tengan una educación para discernir entre lo correcto, lo incorrecto, lo justo y lo injusto.

Preguntar a los ciudadanos no es malo. Si en algún caso lo es, eso saca a la luz una educación e información deficientes.

Por esto, cuanto más ignorante sean los ciudadanos, más necesaria es la forma representativa de la democracia, haciéndonos fácilmente víctimas de políticos cínicos que bajo el razonamiento de "Tú déjame a mí, que tú no sabes" pueden gobernar para sus intereses encubriéndolo con embustes y mentiras.

Ese "Tú déjame a mí" lleva por ejemplo a la privatización de la sanidad y otros servicios públicos cuyo objetivo (dar un buen servicio) está demasiado a menudo en conflicto con el interés de la empresa privada (ganar la mayor cantidad de dinero posible).

Lo mismo con la educación: colegios prefabricados para que se harten los ciudadanos y  y se vayan a la privada.

La democracia, unida a una educación e información deficientes, puede llevar a someter a una parte de la ciudadanía a unas condiciones injustas, simplemente porque son minoría y esa injusticia beneficia a la mayoría, que es quien apoya la ley injusta.

Los pueblos que se han independizado, rara vez lo han hecho siguiendo las leyes vigentes en ese momento, ya que son las que precisamente perpetuan esa situación injusta y es la que se pretende solucionar con la independencia.

En el referéndum catalán, además se ha añadido el aliciente de formar una república, discusión acallada por los actuales políticos dando por hecho que la monarquía es algo ya decidido cuando se aprobó la construcción española, omitiendo que las leyes no son algo inamovible y que no se preguntó a los ciudadanos si querían una monarquía o una república: se incluyó la monarquía en el paquete de la constitución, sin discusión.

El referéndum de Cataluña saca de nuevo a la luz, diferencia de intereses entre los políticos y la ciudadanía, razón por la que los referéndums en España no son vinculantes.

La opinión de la ciudadanía trae al fresco a sus señorías. Ya lo vimos en las manifestaciones contra la guerra de Irak o contra los recortes en asuntos sociales, cuando la crisis, mientras en otras áreas seguían quemando el dinero de todos los ciudadanos en proyectos ruinosos o directamente corruptos.

Nunca veremos una ley en la que se haga responsable los políticos de su mala gestión, porque son ellos quienes las hacen y porque jamás nos preguntarán. Y si nos preguntaran, no sería nuestra opinión vinculante.

Tampoco hace nada creer que la democracia de una Catalunya independiente fuera a ser muy distinta, ni aunque fuera una república.
Porque el problema son estos políticos y no los ciudadanos, como nos pretenden hacer creer.

Se llenan la boca con la palabra "democracia", pero es que no lo es.