...que si Pedro Sánchez hubiese activado la ley de seguridad nacional no habría policías heridos.
Claro. Y si los tontos fueran mudos no tendríamos que oír a Pablo Casado.
...que si Pedro Sánchez hubiese activado la ley de seguridad nacional no habría policías heridos.
Claro. Y si los tontos fueran mudos no tendríamos que oír a Pablo Casado.
...que la actuación de la policía había sido proporcionada. "Sí, proporcionada", enfatizaba el ministro.
Teniendo en cuenta que los periodistas llevan chalecos o brazaletes naranjas fácilmente reconocibles y que han recibido agresiones de la policía, parece que el ministro Fernando Grande-Marlaska no se entera, o nos quiere vender una versión idealizada de la actuación de la policía. A cuál de las dos cosas peor.
Así es como detiene la policía a un periodista.
Yo me pregunto si es necesario llevarlo así, haciéndole daño a propósito, cuando ya va esposado.
Yo creo que no es necesario. No: no es necesario. Es violencia gratuita, abuso, mala praxis, falta de profesionalidad, atropello y sadismo. Nada nuevo viniendo de la policía en España que ya nos tiene acostumbrados a este tipo de desmanes.
Ya ni entro en la supuesta agresión del periodista a ningún policía.
En España tenemos policías que tras disparar te dicen "¡Toma, hijo de puta!"
Muy rebién señor policía, muy, muy requetebién. Ahí, demostrando lo que tenemos dentro la los cuerpos de seguridad, el talante, la profesionalidad, ese saber hacer.
Para extrajeros / For foreign people:
In Spain we have policemen that shout out "Take that, son of a bitch!" after shooting.
Very well done mister policeman, very very well done. That is, showing what we have in our security forces, to behave, the professionalily, that know how.
El gobierno de España, que pedía al presidente de la Generalitat de Catalunya que condenase la violencia tras las manifestaciones en Catalunya, ahora dice que ve "forzada" la declaración de este último rechazando la violencia y pidiendo que se detenga esa violencia.
Al gobierno no le parece bien nada de lo que haga el presidente de la Generalitat de Catalunya y actúa como la gata Flora: si se la metes grita y si se la sacas llora.
Qué nivelazo el de los políticos españoles.
...que espera una pronta recuperación de los policías heridos en las manifestaciones. A los manifestantes pacíficos que han perdido un ojo o un testículo, que les zurzan.
¡Ah! Y dice que quiere hacer un llamamiento "al conjunto.de la sociedad catalana y el conjunto de la sociedad española", como si la primera no estuviera incluida en la segunda. Cualquiera diría que ya da por hecho la independencia entre ambas.
También recuerda que hay que cumplir la sentencia del tribunal Supremo, olvidándose de los indultos a Manuel Chávez y José Antonio Griñán.
Gran hombrecillo de estado este Pedro.
La vicepresidenta Carmen Calvo y la consellera de presidència Elsa Artadi son el claro ejemplo que es necesario un "relator", alguien que de fe de lo que hablan, porque una dice que ese relator será para los políticos catalanes y la otra que será entre políticos catalanes y el gobierno de España.
Las dos acaban de argumentar precisamente la necesidad del "relator" porque los políticos son tan embusteros que ni siquiera son capaces de entender lo que se dicen.
Hace muchos años que vivo en Cataluya y, en vista de las barbaridades que estoy oyendo, creo necesario aclarar algunas cosas de primera mano, para aquel que pueda interesarle y que no las tenga cerca.
En Catalunya jamás nadie me ha exigido hablar catalán. Jamás he visto a nadie dirigirse a otra persona hablando catalán, que le contesten en castellano y el primero siga en catalán. Y cuando digo jamás lo hago con todo el sentido de la palabra.
Los políticos españoles, de dentro y fuera de Catalunya pretenden mostrar un conflicto lingüístico que literalmente no existe. Punto.
En Catalunya se habla tanto en catalán como en castellano, y se cambia de uno a otro con una exquisita fluidez y educación, porque lo que se prima es la comunicación y en dos frases automáticamente se llega a un acuerdo de en qué idioma continuar la conversación.
Y esto llega hasta el punto de que la madre de una amiga nos tuvo que hacer notar que ella, cuya lengua materna es el catalán, se dirigía a mí en castellano, que es la mía, por educación, y yo le respondía en catalán, por el mismo motivo.
Y era algo que sucedía con tal normalidad y transparencia, que no nos habíamos dado cuenta de ello hasta que nos lo señalaron.
Esta es la realidad que vivo en Catalunya, sin nada que ver con el discurso de los políticos, a quienes les interesa tener adversarios, reales o inventados, con tal de justificar su puesto en el estado.
Cada vez que les oigo decir semejantes embustes me dejan bien claro lo gilipollas que son, porque no encuentro mejor adjetivo, y que nos toman por lo mismo.
Josep Borell, el ministrode Exteriores y quien nos encandiló con sus explicaciones sencillas de economía cuando fue ministro de ese área, se está metiendo en un espinoso jardín estando en contra de las "embajadas" catalanas, y no por ellas en sí mismas, si no por su argumentación.
Respecto a lo primero, recordemos que Carles Puigdemont no tiene ninguna orden judicial internacional de detención, por lo que puede ir por los paises que le vengan en gana excepto España, donde sí la tiene.
No veo por qué este sería un argumento para estar en contra de ningún establecimiento. Sería lo mismo que Josep Borrell dijera que está en contra de los Starbukcs fuera de España porque a ellos podría ir Carles Puigdemont. Absurdo.
Respecto a lo segundo, Joquim Torra puede expresar lo que le venga en gana donde le venga en gana, siempre que no sea delito, por muy en contra de los intereses de España que se pueda creer que va. Se llama libertad de expresión señor Borrell.
Si aplicásemos el mismo argunto a otros personajes españoles, también habría que usar el mismo rasero para otras declaraciones de políticos, lo cual no sucede actualmente y sería aplicar a Joaquim Torra lo que no se aplica a los demás. Igual de absurdo que lo primero.
Pero fijémonos que el Josep Borrell dice oponerse a estas "embajadas" catalanas, no que sean ilegales, por lo que su opinión, aunque respetable, no sirve de mucho para cambiar ningún hecho.
Lo grave de la opinión de Josep Borrell es que le va ser muy difícil justificar su opinión favorable, o no oponerse por silencio, a tantas otras opiniones y actuaciones que se pueden calificar de ir en contra de los intereses de España.
Porque si empezamos a aplicar como criterio esta opinión de Josep Borrell, vamos a terminar en una especie de dictadura intelectual en la que va a ser muy difícil argumentar qué va a favor o en contra de los intereses de España, comenzando con la presencia de inútiles colosales en la política española que tanto daño hacen a los ciudadanos.
El grado de estupidez en el asunto independentista está llegando al moño y más allá. Cualquier cosa amarilla es susceptible de ser una interpretada como una reivindicación de libertad para los presos políticos catalanes por este asunto.
El más sorprendente fue una marca de agua teniendo que aclarar que el tapón amarillo de sus botellas no tiene relación con el independentismo.
De traca.
Leo la noticia de que una mujer de 83 años ha estado tres días sin comer hasta que finalmente ha pedido algo de comer a una monja.
¿Es esta la sociedad con la que estamos contentos?
¿No existen unos Servicios Sociales capaces de evitar barbaridades como esta?
Un fortísimo aplauso para esos que nos gobiernan.
(Me duelen las palmas de tanto aplaudir)
La democracia está muy bien, pero no siempre es el mejor sistema de decisión.
La abolición de la esclavitud no podría haberse hecho con una votación en la que no se permitiera votar a los esclavos, según la legislación vigente entonces.
El derecho de voto de las mujeres tampoco.
Y si se ha hecho en algún lugar se debe a dos razones, que no siempre se dan:
1. Solo votan los representantes, que con acierto, ignoran la voluntad de la mayoría para tomar una decisión justa.
Solo se da con buenos gobernantes, con democracia representativa, no con democracia participativa, y con ciudadanos sin la educación e información necesaria.
2. Es la propia población la que decide qué es justo, aunque les perjudique mayoritariamente. Solo se da con democracia participativa y una educación e información necesarias.
Preguntar a los ciudadanos lo que quieren requiere que éstos estén informados y tengan una educación para discernir entre lo correcto, lo incorrecto, lo justo y lo injusto.
Preguntar a los ciudadanos no es malo. Si en algún caso lo es, eso saca a la luz una educación e información deficientes.
Por esto, cuanto más ignorante sean los ciudadanos, más necesaria es la forma representativa de la democracia, haciéndonos fácilmente víctimas de políticos cínicos que bajo el razonamiento de "Tú déjame a mí, que tú no sabes" pueden gobernar para sus intereses encubriéndolo con embustes y mentiras.
Ese "Tú déjame a mí" lleva por ejemplo a la privatización de la sanidad y otros servicios públicos cuyo objetivo (dar un buen servicio) está demasiado a menudo en conflicto con el interés de la empresa privada (ganar la mayor cantidad de dinero posible).
Lo mismo con la educación: colegios prefabricados para que se harten los ciudadanos y y se vayan a la privada.
La democracia, unida a una educación e información deficientes, puede llevar a someter a una parte de la ciudadanía a unas condiciones injustas, simplemente porque son minoría y esa injusticia beneficia a la mayoría, que es quien apoya la ley injusta.
Los pueblos que se han independizado, rara vez lo han hecho siguiendo las leyes vigentes en ese momento, ya que son las que precisamente perpetuan esa situación injusta y es la que se pretende solucionar con la independencia.
En el referéndum catalán, además se ha añadido el aliciente de formar una república, discusión acallada por los actuales políticos dando por hecho que la monarquía es algo ya decidido cuando se aprobó la construcción española, omitiendo que las leyes no son algo inamovible y que no se preguntó a los ciudadanos si querían una monarquía o una república: se incluyó la monarquía en el paquete de la constitución, sin discusión.
El referéndum de Cataluña saca de nuevo a la luz, diferencia de intereses entre los políticos y la ciudadanía, razón por la que los referéndums en España no son vinculantes.
La opinión de la ciudadanía trae al fresco a sus señorías. Ya lo vimos en las manifestaciones contra la guerra de Irak o contra los recortes en asuntos sociales, cuando la crisis, mientras en otras áreas seguían quemando el dinero de todos los ciudadanos en proyectos ruinosos o directamente corruptos.
Nunca veremos una ley en la que se haga responsable los políticos de su mala gestión, porque son ellos quienes las hacen y porque jamás nos preguntarán. Y si nos preguntaran, no sería nuestra opinión vinculante.
Tampoco hace nada creer que la democracia de una Catalunya independiente fuera a ser muy distinta, ni aunque fuera una república.
Porque el problema son estos políticos y no los ciudadanos, como nos pretenden hacer creer.
Se llenan la boca con la palabra "democracia", pero es que no lo es.
¿Qué hacer cuando ya no tienes derechos de autor sobre una obra? Fácil: registrarla como marca.
Y eso es lo que ha hecho la Fundació Catalunya - Fundació Especial La Pedrera con la terraza de La Casa Milá, conocida como La Pedrera. Con dos cojones, los mismos que Disney con Mickey Mouse, también registrado como marca.
Aún así, siempre nos queda la satisfacción de que la fachada no, cubierta por el derecho de libertad de panorama: puedes tomar fotografías de las obras que estén en la vía pública y hacer con ellas lo que te dé la gana, incluso para uso comercial.
La ley debería exigir que lo registrado como marca se use efectivamente como tal, y no como una forma de extender los derechos de autor hasta el infinito.
Pero los políticos no están por estas cosas, las leyes. Sólo están para su propio interés.