Esa es la solución perfecta para que los perros no meen en la puerta de tu casa: la educación del dueño del perro, algo que no parece abundante.
Por la cantidad de meadas en la puerta de mi casa, calculo que la mitad de la población es gilipollas. Y no voy muy desencaminado si el 30% de los españoles cree que los humanos convivieron con los dinosaurios, que ya es lamentable, pero además un 25% de los españoles cree, atención, que el Sol gira alrededor de la Tierra. Analfabetos perdidos.
Aquí olisquea, aquí levanta la pata y ahí su dueño le deja mear: una imagen muy clara de cómo está funcionando la educación en España, además la ética de la gente, por no llamarlos con un nombre más apropiado: imbéciles.
Luego el gobierno no ve la utilidad de la asignatura de educación ciudadana. Me dan ganas no de hacer un escrache si no de ir personalmente a mear yo mismo a su casa. Pero me contengo, por que yo sí tengo la educación de la que ellos carecen, entre otras tantas carencias que tienen y que me llevaría media vida listar.
Mientras esta gente con perros aprende educación y nuestros políticos se dan cuenta de que la necesitan tanto ellos como los primeros, existen varias formas de intentar evitar las meadas de los perros:
Comienzo con lo que no funciona:
- Lejía: personalmente lo he probado y no funciona. Hay quien dice que lo único que hace es atraerlos. Pero doy fe de que siguen meando.
- Azufre: ya no hay droguerías, sólo perfumerías, y donde hay productos para mascotas no hay repelentes: sólo productos para quitar el olor.
- Botellas llenas de agua: es el mismo remedio que lo de la bolsa llena de agua colgada en una puerta para que no entren las moscas. Sencillamente absurdo.
- Vinagre diluido: funciona. Basta con rociar con un spray un poco cada unos días y listo: no más meadas.
- Zumo de limón: no he necesitado probarlo.
- Infusión fuerte de pimienta: no he necesitado probarlo.
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