Esclavos de las actualizaciones y los intereses ocultos

¿Quien no querría actualizar su software? Yo, en las condiciones en las que los fabricantes las realizan actualmente.

Muchas veces lo correcto no es lo más cómodo, pero no por eso, y aunque finalmente no lo hagamos, deberíamos dejar de admitir qué es lo correcto.

Si un software se difundió con un error, el fabricante está en la obligación ética de corregirlo.

Los actuales contratos de licencia de uso del software son un abuso inadmisible. En la mayoría de los casos se resumen en: "El software se le sirve tal cual se le entrega, sin garantía de ningún tipo." Esto incluye los errores en el diseño y en la programación.

Pero los fabricantes no se limitan en el mejor de los casos a corregir los errores de su software, de ahí que lo llamen "actualizaciones". Las actualizaciones incluyen la corrección de errores en lo que es en realidad un cambio en el funcionamiento del software. De hecho están entregando una nueva versión, que incluye y elimina características de que las que el fabricante no informa, dejando al usuario y consumidor a merced de decisiones no explicitamente consentidas.

Ni siquiera se le deja elegir al usuario entre si quiere las correcciones de los errores o las actualizaciones: ambas se sirven en el mismo plato.

Esto llevaba, por ejemplo, a que un ordenador con Windows XP, funcionase perfectamente con la versión original y fastidiosamente mal con el último Service Pack.

Y uno se pregunta, ¿por qué querría el fabricante cambiar el funcionamiento de su software sin el consentimiento del usuario? Se me ocurren varias razones:
1.- Falta de objetivo claro para el software: el fabricante cambia para qué sirve el software conforme a factores ajenos a las necesidades del usuario y en favor de sus propios intereses.
2.- Incluir nuevas funcionalidades: con ello, más adelante, pueden dar soporte para funcionalidades que aún no usan otros softwares. Un día, mágicamente, nuestro ordenador es compatible con esa nueva funcionalidad que no hemos pedido ni autorizado a cambio de que el software utilice más recursos de nuestro ordenador.
3.- Intereses ocultos: hay gente que aún tiene en mente cuando Microsoft Windows, misteriosamente, dejó de funcionar con el sistema operativo D.O.S. de Digital Research, un sistema que le daba dos bofetadas al D.O.S de Microsoft.

Hace unos días leía la noticia de la reprimenda que le dedicó el creador del núcleo de Linux a otro programador, refiriéndose a que un cambio que proponía éste último haría que programas existentes dejasen de funcionar.
Espero que no se me malinterprete: estoy a favor de la evolución del software, siempre y cuando eso no suponga tirar a la basura el trabajo de todos lo que han estado desarrolando software. Cualquier software desarrollada debería poder ser ejecutado ahora en un entorno adecuado.
Si un cambio necesario en un entorno de ejecución fuera a dejar inoperativo el software existente, se debería considerar un nuevo entorno y no considerarse como el mismo entorno pero "mejorado".

Y es que con los cambios de funcionalidades ocultos tras las actualizaciones no sólo se molesta al usuario. También se suele molestar a los programadores que ven como deben volver a modificar su software para que funcione en el nuevo entorno, algo que raras veces debería ocurrir.

Y en el momento de terminar este texto, la infamia continúa.

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