Desde que descubrí cuál era la estrategia de Apple y me bajé corriendo de aquel carro lanzando a la vez mi iPhone 3g a Cash & Carry, he usado dos teléfonos de Samsung, un Galaxy S2 y un Galaxy S5, y con cada uno de ellos mi descontento ha ido a más.
De hecho cambié del primero al segundo por el mismo motivo que abandoné el iPhone: después de la última actualización funcionaba muy lento y se atascaba. Y lo mismo sucedió al actualizar el Galaxy S5, aunque no de forma tan acusada.
Pero ese es solo el primer motivo.
El segundo es la cantidad de aplicaciones que Samsung instala en el teléfono y que no se pueden desinstalar. No es que ocupen mucho, pero me molestan sobremanera las imposiciones.
El tercer motivo son esos detalles de incompetencia, como que el reproductor de música no pueda quitarse como aplicación que recibe los comandos de los auriculares, lo que te obliga a usarlo.
O la exasperante notificación de "batería cargada" que te despierta si usas el teléfono como despertador y, si lo pones en silencio, vibra, lo que me ha hecho tener que hacerle su propia cama mullidita para que al vibrar no me despierte. Y lo peor es que esto ya lo habían corregido en la versión anterior de Android, y que Samsung tunea. Y esto nos lleva al motivo final: las actualizaciones.
Google prepara una versión de Android y se la da a los fabricantes, los cuales no pueden dejar de manosearla para tunearla. Hasta ahí, bueno, soportable. Pero el problema es que Samsung solo actualiza la versión del móvil que te compres una única vez. Sí, solo una vez, porque a Samsung le cuesta tiempo y dinero volver a manosear cada nueva versión de Android de la misma forma que la anterior, y es un gasto que no asume. Y no es yo esté deseoso de nuevas versiones que ralenticen mi móvil o de las nuevas tonterías que Samsung quiera ponerle, no. Lo digo porque tanto hablan de lo importante que son las actualizaciones y luego todos te dejan con el culo al aire.
El ultimo fallo descubierto en Android afecta al 95% de los móviles con ese sistema operativo, y Samsung no parece, para variar, que vaya a hacer nada para solucionarlo en sus versiones manoseadas. Y es un fallo grave de seguridad.
Así que mi próximo teléfono será uno de Google y así tendré las actualizaciones de primera mano.
Y luego le acusarán de posición dominante, por incompetencia de los demás.
De esto no te libras ni con los Nexus. Evidentemente el soporte a estos es mucho mejor que a un Samsung, LG o Sony. Pero que todos están programados para quedar obsoletos, de eso no hay tutia.
ResponderEliminarTengo un colega en el curro con un Nexus 4 al que ha decidido darle toda la vida que puede y lo dejó en KitKat y comenzó a optimizar recursos para alargar su vida y mejorar el rendimiento.
En resumen es un teléfono muy capaz y realiza cualquier tarea con una fluidez notable (para un teléfono que apareció en 2012); pero si quieres estar a la última, hay que pasar por caja.
Qué bonito es el capitalismo!