Lo de buscar señales de vida extraterrestre no tiene que ser sencillo.
Si nos fijamos en la evolución de las señales de comunicación que el ser humano ha ido emitiendo podemos ver que cada vez sería más complicado reconocerlas por una civilización menos desarrollada tecnológicamente.
Al principio transmitíamos en Morse. Fácilmente reconocible como evidencia de civilización al no estar comprimido y ser una traducción literal entre caracteres a una representación apta para el medio en que se transmite.
Luego transmitimos en AM, luego en FM, luego señales de televisión y finalmente señales digitales comprimidas.
Y esto último es lo destacable. Para comprimir datos se aprovechan las repeticiones en los datos y lo que se obtiene con unos datos que poco se parecen a los datos originales. Una civilización que emita en AM sería incapaz de reconocer nuestras emisiones por satélite, a menos que éstas tengan una periodicidad o un patrón. Como mucho podrían detectar la señal, pero difícilmente interpretar la información que contiene.
Hasta en las señales digitales hay patrones, los inicios de la transmisión de un bloque de información, pero estas repeticiones no contienen la información en sí si no la información de la compresión de los datos.
Si quiere ver esto en plena acción, coja un archivo MP3, renómbrelo a WAV y reprodúzcalo: intente reconocer algo más que el ruido que oirá.
Y ese el el problema: es una señal que, al comprimirla pasó a parecer casi aleatoria si no se conoce el algoritmo de compresión.
Esto es visto desde nuestro punto de vista como emisores de la señal. ¿Se imagina qué tipo de señal podría estar transmitiendo una civilización más avanzada que la nuestra? El ruido que captan los radiotelescopios podría ser perfectamente un barullo de emisiones complejas que a nosotros nos parecería ruido.
Es el mismo problema que las transmisiones codificadas que utilizaba la Alemania nazi en la segunda guerra mundial: se sabía que transmitían información pero no qué información.
Podríamos estar recibiendo señales de extraterrestres sin enterarnos.
Y aunque las detectásemos, ¿seríamos capaces de interpretarlas? Personalmente lo dudo, y no por una cuestión de nuestro grado de desarrollo tecnológico si no por la diferencia de ese grado entre civilizaciones.
Hay un artículo muy interesante del blog "Wait buy why" que analiza las posibles razones de por qué no hemos detectado estas señales e incluso la conveniencia o no de que nosotros mismos las emitamos a modo de faro espacial para hacernos ver por otras civilizaciones.